La idea de que en un centro comercial nuevo solo hayan instalado escaleras mecánicas para subir. No lo han hecho a mala fe, ha sido un despiste, pero nadie parece percibir el error; nadie parece ver que solo hay escaleras que suben. Por no poner no han puesto ni escaleras normales. Además, el ritmo de subida de esas escalera es un ritmo muy rápido, muy fuerte hacia arriba, lo que no permite que se pueda descender por ellas ni aunque seas un campeón mundial en bajar escaleras.
La idea de que el día de la inauguración este todo engalanado, con ofertas buenísimas y telas de colores; y que venga mucha gente.
La idea de que esa gente comience a mirar y caminar por todo el centro comercial, por sus 6 ó 7 plantas, despreocupada, hasta que llega la hora en que quieren bajar.
Mucha gente. Demasiada gente atrapada en el último piso. Están también los trabajadores que engalanaron el edificio para su inauguración, que inevitablemente también han quedado atrapados. Desesperada la gente les pide explicaciones y les exige que le digan la manera de bajar.
La idea de que con inusitada tranquilidad, que no se corresponde para nada con la situación de estar atrapados para siempre en el último piso de un centro comercial, los dependientes respondan amablemente a la gente:
- "Lo sentimos, no se puede bajar. Aquí las escaleras solo suben."
